¿Señor, que quieres que yo haga?

John Lennon dijo: La vida es aquello que te va sucediendo mientras estás ocupado haciendo otros planes. Y, la verdad, es cierto que vivimos vidas superocupadas en llenar nuestras necesidades y cumplir con nuestras responsabilidades. Tenemos nuestras metas y ponemos todo nuestro empeño en cumplirlas. Pero también es verdad que, por el camino, nos dejamos muchas cosas importantes y prioritarias en las que hubiéramos tenido que reparar y en las que tendríamos que habernos ocupado.

Saulo de Tarso tenía muy claro cuáles eran sus metas y ponía todo su empeño en cumplirlas. En su celo por hacer la voluntad de Dios (según su parecer) perseguía a los cristianos, pero en realidad estaba luchando contra Dios mismo. Y es que, a veces podemos estar muy convencidos de que lo que estamos haciendo y cómo estamos viviendo es lo correcto y llegar a pensar que estamos bien, cuando en realidad estamos en otro camino y un poco perdidos.

Pablo cayó al suelo de camino a Damasco cegado por la luz resplandeciente de Jesús. Y una voz del cielo dijo: Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues? Todas sus metas y expectativas se pararon en seco. ¿Quién eres, Señor? pudo decir él, y el Señor le respondió: Yo soy Jesús a quien tu persigues, duro te es dar coces contra el aguijón. El Señor muchas veces tiene que pararnos y decirnos ¿Dónde vas? ¿Qué estás haciendo con tu vida? ¿Qué estás haciendo con los dones y las capacidades que yo te he entregado?
En estos días extraños que nos han tocado vivir, en estos días de confinamiento, pienso, es como si Dios hubiera dicho: ¡Paradlo todo! ¡Parad las máquinas! Es como si escuchara la voz de Jesús diciéndome: ¡Para un momento!, ¿Dónde vas? Es tiempo de reflexionar, es tiempo de pensar y como dijo Saulo en su parón abrupto del camino de Damasco, es tiempo de decir:

Señor, ¿Qué quieres que yo haga?

Los planes de Jesús eran otros muy diferentes a los de Saulo. Dios le dijo a Ananías, él es para mí un instrumento escogido. Él va a llevar mi nombre a las naciones, a los reyes y a los hijos de Israel.

Este llamado no es muy diferente al que hizo Jesús a todos sus discípulos, “id y haced discípulos a todas las naciones”. En ese llamado también estamos tú y yo, está la iglesia de Jesús, estamos todos sus discípulos. Por esta razón, hoy, frente a un mundo caído y más necesitado que nunca de la ayuda del cielo, no podemos olvidar cuál es nuestro llamado y cuál es nuestra Misión. Es momento de hacernos esta pregunta, ¿Qué quieres, Señor, que yo haga? El mundo está medio parado, pero la Misión continua. Es tiempo de despertar y reconocer que andábamos un poco perdidos y desencaminados.

Como Departamento de Evangelización y Misiones de FIEIDE hemos tenido que parar máquinas y suspender la Campaña Amiga y los Viajes Misioneros, pero nuestra Misión continua, la oración continua y el trabajo sigue. Clamamos al cielo para que este parón nos levante, y muchos, pasado este tiempo de confinamiento, levanten su mano y participen en la evangelización en sus iglesias y también en las Campaña Amiga y los Viajes Misioneros.

Es tiempo de decirle al Señor: ¿Qué quieres que yo haga?
Fidel Caralt Serrano